Rajaleña ícono musical del Huila
Lunes, 22 de Abril de 2013 01:54
Albeiro Castro Yépez
Las expresiones autóctonas han tomado fuerza como elemento diferenciador de la variada oferta de productos turísticos en el mundo contemporáneo, así lo ha manifestado la Organización Mundial del Turismo en su documento de tendencias culturales y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo las ha adoptado como política de turismo cultural.
¿Qué hacer para conservar este género musical?
El Rajaleña debería incluirse en el planeducativo institucional (PEI) en la asignatura correspondiente al desarrollo artístico o manifestaciones lúdicas, de manera transversal desde el preescolar hasta el grado once con el propósito de consolidarlo como un elemento característico de la identidad del huilense o de la Huilensidad como se ha propuesto denominar las actividades relacionadas con las manifestaciones folclóricas del pueblo opita; sin desconocer que algunas instituciones educativas trabajan este tema durante los dos primeros periodos del año escolar.
Vale destacar la colosal tarea que año a año, desarrolla la institución educativa Tierra de Promisión que organiza para la época del San Pedro el Concurso Intercolegiado de Rajaleña, un gran aporte a la conservación de este precioso género musical. Las agrupaciones ganadoras deberían contar con acompañamiento para que al año siguiente se presenten en los eventos oficiales que se realicen en el marco del Festival Folclórico, pero adicionalmente apoyarlos para que graben sus composiciones e interpretaciones de forma tal que se les reconozca en el mundo cultural.
De la copla picaresca a la versión sin cremallera
Tradicionalmente se ha dicho que el Rajaleña es una copla picaresca que expresa de manera burlona los diferentes acontecimientos sociales, políticos, laborales y toda índole que de manera cotidiana llenan la vida del huilense.
Este género se ha caracterizado por las expresiones de doble sentido sin rayar en la vulgaridad, cada audiente lo interpreta a su manera y generalmente produce hilaridad, en consecuencia es apto para todo tipo de públicos, como tal, el género conserva similitud con sus pares la trova, piquería y el contrapunteo, característicos de la cultura paisa, Caribe y llanera. en las últimas dos décadas ha tomado auge un subgénero al que se le ha denominado “Sin Cremallera” para referenciar que el contenido de la copla utiliza términos vulgares o soeces que generalmente hacen referencia al sexo y sus diferentes actividades, por supuesto que tiene su público, las presentaciones en consecuencia se realizan en recintos donde acuden los adultos que las disfrutan siempre acompañados de una buena dosis de licor, pero claro, es un subgénero restringido que no debe permear el producto turístico.
La gala del Rajaleña
Si el Rajaleña es nuestro icono musical uno supone que debería tener una gala, esto es, un evento cultural donde se le magnifique en su presentación e interpretación con apoyos tecnológicos de última generación en sonido, instrumentos musicales, escenografía y con la actuación de aquellos artistas que han logrado un alto nivel de excelencia, que sean representativos de las diferentes regiones del departamento.
Esta es una ardua tarea que toma por lo menos un año para su debida caracterización, implica levantamiento del inventario de los grupos que existan en los treinta y siete municipios del departamento, escuchándolos, conociéndolos, acompañándolos para que optimicen su calidad y preparándolos para su presentación al público, una vez logrado este objetivo, la gala que inicialmente se realiza en Neiva se podrá mover por el territorio nacional como un elemento de promoción turística del departamento del Huila asociado a sus diferentes destinos. Vale decir que la Alcaldía de Neiva realizo un primer ejercicio en el año 2010 y luego por falta de asignación presupuestal se abandonó.
Encuentro vs concurso
Hasta los albores de la década del noventa de la anterior centuria, en el marco del Festival Folclórico se realizaba el concurso departamental de rajaleñas, los participantes se presentaban por una bolsa a la que siempre se le ha denominado “estimulo”, a pesar de lo exiguo de la suma asignada se presentaban riñas entre los concursantes, lo que motivo migrar de concurso a encuentro.
El encuentro garantizaba que todos los grupos que se presentaban recibían un apoyo que se considero como un paliativo y solución salomónica para evitar las confrontaciones y enemistades de los artistas. Con el correr de los años, los encuentros se han tornado monótonos, los artistas se presentan con las mismas coplas clásicas con alguna modificación, dicen los actores que la bolsa no estimula la creatividad ni muchos menos la dedicación a los respectivos ensayos, aunque los artistas mantienen la calidad en escena se quejan de la forma injusta en que se asignan los recursos y se comparan con las asignaciones presupuestales que el departamento destina para la rumba, por ejemplo, para la versión 2013 del Encuentro de Rajaleñas se ha asignado un presupuesto de ochocientos mil pesos para los grupos de rajaleñas adultos con diez grupos en escena y para la categoría infantil quinientos mil pesos, igualmente diez grupos en escena, si cada grupo está conformado entre seis y catorce elementos, el ingreso per cápita es sencillamente irrisorio e injusto frente al presupuesto asignado para las orquestas que animan la Calle del Festival.
En suma, si de verdad estamos pensando en fortalecer el patrimonio cultural del Huila y en especial el Rajaleña, se debe trazar una política pública que incorpore la conservación del género, estimule la participación y concurso de los artistas, los cualifique, y lo más importante se les remunere dignamente su trabajo.
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