El río Magdalena desde la Conquista hasta hoy, ha
jugado un importante papel en el desarrollo socioeconómico de los colombianos.
Para los huilenses en particular representa la evolución de la hacienda
ganadera, la agricultura mecanizada, la piscicultura en jaulas flotantes, y con
tinte nostálgico, el transporte de carga
y pasajeros, así como el soporte para el acuatizaje de los hidroaviones en Neiva.
En los albores de la década pasada, aipunos, palermunos y neivanos, exploraron el río Magdalena con el propósito de valorar su capacidad técnica para la práctica de actividades de aventura y motonáutica. Ejemplo que pronto fue seguido por las comunidades del sur y del centro del departamento.
Surgió entonces el producto turístico “Vive la Aventura
Yuma”, producto que fue presentado por el Gobernador Rodrigo Villalba Mosquera
al gobierno nacional en agosto de 2006 y que posteriormente fue validado por el
Viceministerio de Turismo.
Con
el apalancamiento técnico y financiero de Hocol, el SENA y Fondo Emprender se
crearon doce empresas prestadoras de servicios turísticos de carácter de
aventura, tres en San Agustín, una en Yaguará, dos en Rivera, una en Tesalia,
una en Paicol, una en La Argentina, una en Neiva y dos en Villavieja, empresas
que hoy acusan dificultades financieras dada la estacionalidad de la demanda,
situación a la que ha coadyuvado el precario apoyo institucional.
Por
fortuna, los vientos soplan a favor de la recuperación de la navegación por el
río Magdalena, así, se evidencia en los Planes Nacional y Departamental de
Desarrollo, documentos en los que se ha plasmado la voluntad política y popular
para rehabilitar el río Magdalena para transporte de carga, pasajeros y
turismo.
El
río Magdalena en el Huila es un escenario privilegiado para la práctica de
actividades de aventura, pues es en el único sitio de Colombia donde se
comporta como un río de montaña, pues nace a 3.400 msnm y desciende en 240
kilómetros a 460 msnm, creando condiciones excepcionales para la práctica del
rafting, con una ventaja adicional, el río se conserva limpio.
En
la parte alta, existen dos tramos para rafting, el primero y más emocionante
entre el puente de Sombrerillos y Versalles, y el segundo entre el puente en
Tarquí y la Jagua, el primero de nivel cuatro en la escala internacional de
complejidad de uno a seis, y el segundo grado tres. En el valle de Neiva, esto
es, entre la desembocadura de la quebrada La Boa y la desembocadura del río
Patá, el rio es apto para el canotaje, la navegación recreativa, pues se
considera el tramo como plano con una calificación de grado dos.
El
río Magdalena por su condición de eje estructurarte del territorio huilense se
articula al sistema de ciudades y a sus atractivos turísticos, así en San
Agustín e Isnos a los Parques Arqueológicos, en Pitalito a la Cueva de Los
Guacharos, en Garzón y Gigante a las fincas cafeteras; en Palermo a los parques
temáticos de Playa Juncal, Huilafrica y Extremo Los Lagos, en Neiva a la oferta
corporativa y en Villavieja al Desierto de La Tatacoa.
El
programa “Huila destino turístico”, plasmado en el plan departamental de
desarrollo “Haciendo el cambio”, perfila como política, integrar la navegación
turística de los departamentos del Huila, Tolima y Cundinamarca, política que
supone el rediseño del producto turístico “Vive la aventura Yuma” con un amplio
portafolio de paquetes turísticos que combine actividades de navegación,
aventura y motonáutica. Supone también, el desarrollo de la infraestructura
básica para la operación cualificada, esto es, la construcción de puertos,
embarcaderos, desembarcaderos y malecones.
Sin
lugar a dudas, el trabajo que mayor esfuerzo demanda, está relacionado con la
generación de demanda y la formación del talento humano. En materia de
comercialización se debe complementar la estructuración de los paquetes
turísticos con acciones que permitan colocarlo en los portafolios de las
agencias de viajes de forma tal, que el flujo de usuarios se continuo y se
rompa la estacionalidad reinante. En formación del talento humano, se requiere
con urgencia formar navegantes, prestadores de servicios de alimentos y
bebidas, operadores de deportes náuticos y de aventura, y con mayor énfasis
apoyar a las instituciones educativas de la básica primaria y secundaria a
incorporar en su PEI el deporte formativo con el desarrollo de actividades de
natación, deportes náuticos y aventura.
Con
el desarrollo de este producto el Huila podrá entrar a competir en el mercado nacional con
destinos ya posicionados como Santander, Quindío y Amazonas, mercados que en
suma, se disputaran una torta estimada para el año 2020 en 1.6 millones de colombianos que estarían
dispuestos a consumir productos de aventura, con una estancia promedio de dos
noches y gasto promedio de $250.000 turista/día.
El
reto esta plateado, el ambiente institucional es favorable, el mercado hoy está
más decidido a consumir productos de aventura, el río Magdalena es un valor
simbólico muy importante para los colombianos como “Río de la Patria”, navegar
por el Magdalena crea estatus de poderío y aventura, tendencias propias de los
jóvenes contemporáneos, se espera entonces que el Huila y los huilenses
entremos en la apuesta de hacer del río Magdalena un producto turístico
competitivo.
Para
Neiva, la Apuesta está clara, se trabaja en la construcción del Parque Islas de
Aventura, el Parque Ronda Río Las Ceibas, el puerto El Remolino en
Fortalecillas, así como, la recuperación
ecoturistica del Malecón del Río Magdalena, la rehabilitación de los
puertos El Caracolí y Las Damas y la implementación del sendero Malecón del Río
como un ejercicio de formación de la cultura turística en la población
estudiantil de la ciudad.
La
competitividad turística del río Magdalena dependerá de la sinergia que se cree
entre el sector público, entendido este como, las administraciones
departamental, las municipales, la CAM y Cormagdalena con el sector privado,
entendido como la cadena de producción del servicio turístico, agencias de
viajes, operadores de aventura, transportadores, hoteleros, entre otros y por
supuesto, la comunidad donde deberá concurrir además de las poblaciones
ribereñas, los pescadores y canoeros que son los guardianes del Río.